Desde Niépse, en el siglo XIX, la fotografía ha sido siempre un medio de comunicación al mismo título de las llamadas artes plásticas en cualquiera de las formas de contenido, incluso como reportaje, retrato u otras, destacando en las artes como un primer elemento complementario para adquirir posteriormente su estatuto de forma artística.
La diversidad, hoy en día, de formas de expresión artística hace que las definiciones tradicionales, como escultura, pintura, dibujo, música o literatura, queden obsoletas como definiciones verticales, ya que las formas creativas utilizadas por los creadores son tan amplias que nuestros sentidos perceptivos, como ver, oír, sentir, comunicar, etc., se ven conmovidos simultáneamente en una sensación vertical y horizontal, especialmente con el uso de lo digital y lo computacional.

La capacidad de leer e interpretar hechos u obras de arte depende enteramente de los conocimientos adquiridos a lo largo del tiempo, que sirven de "diccionario" para interpretar y clasificar cada relación entre el sujeto y el objeto, hecho que subyace en nuestra memoria, que funciona como un ordenador que reacciona en función de la información que se le suministra y que, al descodificarse, permite activar la imaginación y la creatividad.

La cantidad de información almacenada determina el grado de cultura de su poseedor, que será más o menos productivo según la capacidad deductiva de ese mismo poseedor, dándole la definición de "inteligente", válida en el buen o en el mal sentido según los valores defendidos por la sociedad en la que se inserta, variando según su localización geográfica, creencia o tradición, sino que tiende a ser versátil según las influencias que recibe del exterior, variable en el tiempo, entre el pasado y el futuro en un tiempo real que evoluciona como si el tiempo presente se viviera estrangulado entre ese pasado y ese futuro, sin espacio propio cuyas referencias se diluyen entre el análisis de uno para reflejarse en el otro, perdiendo así su propio espacio.

Volviendo al tema de la comunicación, las lenguas utilizadas por los distintos grupos sociales y de edad son determinantes para que las señales emitidas por el emisor sean perceptibles por el receptor del mensaje, así como el grado de cultura de cada uno, aunque se trate de sonidos, gestos o signos, lo que hace que los mensajes sean descodificables y susceptibles de influir en el receptor.   Este hecho es especialmente central cuando se trata de la comunicación a través de una obra de arte, donde incluso un sujeto con un alto grado de cultura puede no ser capaz de "leer" ese objeto, ya que su propio lenguaje no armoniza con el discurso.
Aquí entra la fotografía como modo de comunicación a la altura del habla, la escritura o el sonido, y cuya técnica se ha desarrollado y popularizado tanto que resulta casi imposible definir qué es reportaje, cine o vídeo, ejercicio estético o puro lenguaje plástico, para convertirse en el medio de comunicación más directo y accesible.

¿Quién no hace fotografía hoy en día? Sólo los que no saben hablar...


HENRIQUE SILVA
Artista plástico, Henrique Silva fue director ejecutivo de Árvore - Cooperativa de Actividades Artísticas (Oporto) de 1978 a 1995, y presidente de Projecto - Núcleo de Desenvolvimento Cultural. Es cofundador de la Fundación Bienal de Arte de Cerveira, en la que preside el Consejo de Fundadores y el Consejo Científico. Es director del Curso Superior de Artes y Multimedia de la Escuela Superior Gallaecia desde 2009. Es miembro de honor de la Sociedad Nacional de Bellas Artes desde 2010 y de la Cooperativa Árvore.
Fue becario de la Fundación Gulbenkian en París de 1961 a 1963, asistiendo a la École Superieur de Beux-Arts de París.  Se graduó en la Universidad de París VIII, en 1977, en Artes Plásticas para la Educación, y se doctoró en Medios Digitales-Arte en la Universidade Aberta y la Universidade do Algarve en 2015.
Como director general y pedagógico de la Escuela Profesional de Economía Social en 1989/91 y 1998/2000, participó en seminarios y encuentros internacionales en Varsovia (1983), Bruselas (1986) y Creta (1987), entre otros, sobre políticas de desarrollo territorial y cultural.
Tiene más de 50 exposiciones individuales y 200 colectivas en varios países, concretamente en Portugal, España, Francia, Bélgica y Estados Unidos.